miércoles, 30 de junio de 2010

Una vez lloré frente a un extraño

Gracias a Fabian
por darme el inicio de este cuento

Una vez lloré frente a un extraño. Parecía irreal. Nunca había mostrado mi lado más íntimo frente a alguien que, en ese momento, parecia un espectro iluminado por el reflejo de la lluvia que caía detras de nosotros. Pense en convertir mi llanto en una ilusión dando un paso atras para que el agua me cayera en la cara. Mala desición. Me tomo del abrigo y me apego a ella, tratando de cubrirme por última vez. Y es que sus últimas palabras me sirvieron para corroborar mi teoría formulada solo momentos antes de su último abrazo.

-No seas idiota, no trates de avivar mi compasión por ti-

¿Idiota? No me quedaba mas que aceptar su comentario porque, ¿de qué me serviria tratar de rebatir sus palabras con argumentos como: Me llamas idiota ahora? recordando que, en tus momentos de excitación, yo era el más brillante de todos, que era el único en encontrar de manera casi innata, tu debilidad femenina, donde, al cabo de un par de minutos, quedabas entregada al placer que te producía nuestra intimidad.

Y es que mis argumentos le dieron la razón a mi teoría. Despues de dos años y medio, recién ahora me doy cuenta de que no la conocía. Muchas veces le dije que era impredescible... en realidad lo era y, decirle eso, creo que me jugó en contra. Se lo tomo muy en serio y lo utilizo como un arma en su favor.
Desgraciada.
Bajo la lluvia, una vez lloré frente a un extraño.